No se puede decir que el río sea la “cara oculta” de la ciudad, de ninguna manera, pero hay días, cuando el mar está bravo, en los que todas las miradas se concentran en el extraordinario espectáculo que nos ofrecen las olas saltando en el Paseo Nuevo de San Sebastián.
Esta tarde volverá a ser uno de esos momentos, y todos estaremos allí, pero a esta hora de la mañana que la marea está baja, he vuelto la mirada hacia él . Ahí estaba magnífico, luminoso, apacible…
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